Para muchas personas, limpiar cristales y espejos es una de las tareas más tediosas del hogar, ya que, a menudo, quedan vetas, huellas y diversas marcas, por mucho que frotemos o por mucho producto de limpieza que apliquemos.

En parte, esto ocurre porque tendemos a no limpiar cada elemento en el orden que toca. Porque, sí, amigos: cuando limpiamos los cristales, también debemos encargarnos del marco y de las persianas. Es un conjunto que no podemos limpiar por separado. Y, si lo primero con lo que nos ponemos son los cristales, al lavar el resto, volveremos a ensuciarlos. Así que: ¡vamos por orden!

Limpiar las persianas

Limpiar las persianas de manera frecuente impide que se acumule polvo entre las rendijas, una suciedad muy difícil de sacar. Para ello, puedes pasarle el plumero semanalmente.

Cuando llueve, solemos bajar las persianas con tal de proteger los cristales. Si quedan salpicadas, lo ideal es que las limpiemos con un paño mojado en agua con detergente. Luego, aclara y seca. Si la suciedad ya ha quedado incrustada, puedes añadir al agua que emplees unas gotitas de amoníaco y frotar con un cepillo.

Repite este proceso por dentro, en los marcos y las ventanas, y cambia el agua cuando sea necesario.

Limpiar los marcos

Empieza limpiando los marcos; luego, ya irás a los cristales. Si son de madera, no los mojes; emplea un paño húmedo que hayas escurrido bien previamente. Y, de nuevo, recuerda cambiar el agua cada vez que se ponga sucia. En cambio, si los marcos son de aluminio, quedarán estupendamente si los limpias con agua y jabón.

Limpiar cristales y espejos

Existen muchas fórmulas para limpiar cristales. Por ejemplo, uno de los métodos caseros más extendidos es usar una mezcla de agua y un poco de vinagre: desengrasa y aporta brillo. También puedes mezclar, en partes iguales, vinagre blanco con amoníaco y agua; el resultado es un líquido de rápida evaporación que da mucho brillo.

Para los cristales, podemos emplear paños que no dejen pelusa o los clásicos limpiacristales con goma en su extremo. La mayor ventaja de esta herramienta es que no deja huellas y sólo tendremos que secar los bordes.

Para las mamparas de un espejo, te recomendamos usar un paño mojado en agua caliente con un poco de vinagre blanco.

Como ves, conseguir que tus cristales queden radiantes no es algo complicado; tan sólo hay que conocer la técnica, basada en un buen orden y el uso de determinados productos.

 

Imagen vía: http://www.netipulit.com